31 octubre 2006

 

Mujeres, globalización y mundo rural: desigualdades, sueños y rebeldias

Se han celebrado unas jornadas internacionales en Madrid los dias 25 y 26 de octubre ppdo..

El Grupo Pan y Rosas ha presentado el protagonismo de las mujeres en la soberania aaimentaria

Se trataron temas como la construccion de la igualdad entre hombres y mujeres y estrategias y propuestas de mujeres para una soberania alimentaria

 

Los conflictor olvidados de África

El Grupo de Estudios Africanos de la Universidad Autónoma de Madrid presenta un curso de 16 horas de duración , las tardes del 11 al 14 de diciembre en el que se trabajará en dar una explicación de las guerras y luchas por la explotación y saqueo de los recursos naturales del continente africano.

Un segundo objetivo del curso es anallizar los mecanismos de resolución de los conflictos que se han intentado poner en marca, teniendo especial atención al papel que juegan las mujeres.

Se analizará en otras sesiones del papel de la Comunidad Internacional en la resolución de los conflictos africanos

Más información en hhttp:/www.lacasaencendida.com/LCE cruce/0,073501 0 73500 0,00html

28 octubre 2006

 

El fin de la soberania alimentaria

Un artículo de Orlando Núñez Soto (Director del CIPRES)

La última reserva de la soberanía de un país o de una comunidad, antes de llegar a su indigencia total, es la soberanía alimentaria, es decir, la posibilidad o la capacidad para alimentarse con sus propios recursos.

En el caso de Nicaragua, dicha soberanía ha estado basada fundamentalmente en la producción campesina de alimentos básicos, en cantidades suficientes para su población y a costos asequibles para los ingresos de la mayoría poblacional. Estamos hablando de cereales, aceites, carnes, lácteos, frutas y verduras, alimentos que han procurado la proteína, la energía y los carbohidratos necesarios para una ingesta calórica que ronda los requerimientos básicos.

Cada día producimos menos y cada día importamos más alimentos. Lamentablemente y debido al sesgo agroexportador, la producción de estos alimentos ha sido desplazada por productos comerciales requeridos por las metrópolis, bajo la tesis de que con el dinero obtenido por aquellos, podríamos comprar lo que quisiéramos. Los especialistas de la seguridad alimentaria siempre hablan de acceso a los alimentos a fin de que se lea: importar alimentos.

Después de 500 años, sin embargo, el resultado ha sido un desastre absoluto. Hoy en día, los productos comerciales son cada vez menos requeridos por el mercado externo, y el valor de lo poco que exportamos no alcanza ni para pagar la factura comercial de lo que importamos.

Además de la presión agroexportadora de productos comerciales, la causa de aquel desastre está en la marginación y el empobrecimiento de la economía campesina. Inmediatamente después de la revolución, el campesinado perdió todo el apoyo por parte de las políticas económicas. El crédito que antes obtenía por parte de la banca nacional fue reducido en un 95%, y el 5% restante fue condicionado a cultivar productos comerciales que lo llevaron al fracaso económico y al empobrecimiento social, a causa precisamente del diferencial entre costos de producción y precios de mercado.

El acelerado empobrecimiento de la economía campesina se acompañó de una descapitalización sin precedentes, sólo comparable a la destrucción generada por el huracán Mitch y otros fenómenos naturales como las erupciones volcánicas. El agotamiento de sus suelos y de sus fuentes de leña y agua, la imposibilidad para fertilizar sus tierras, junto a la migración hacia las ciudades y hacia el extranjero, sumen en la agonía todo el ecosistema milenario de la economía campesina. Por todas estas razones, los rendimientos de nuestros productos en general y de los alimentos en particular son cada día más bajos y tienden hacia la extinción.

En el último año (2001), Nicaragua importó cerca de $300 millones de dólares en productos agropecuarios y alimenticios, es decir, más del 55% del valor de todas nuestras exportaciones (532 millones de dólares anuales). La mayoría de los alimentos importados, con excepción del trigo y de algunas canastas de uva y manzanas, son alimentos que antes producíamos internamente, entre ellos aceite, carnes, derivados de la leche, frutas, verduras y cereales (arroz, frijol y maíz).

Sabiendo que en su totalidad los productos de exportación acusan precios internacionales de mercado por debajo de sus costos de producción, manteniendo además un déficit comercial de más de mil millones de dólares, el lector se preguntará de dónde sacamos dinero para pagar aquellas importaciones. La primera respuesta proviene cada vez más de las remesas familiares de los nicaragüenses pobres que viven en el exterior, la segunda respuesta proviene cada vez menos de la cooperación y el endeudamiento internacional.

La dieta de los nicaragüenses está basada fundamentalmente en el gallo pinto: arroz, frijol y tortilla de maíz. El 70% del ingreso de la mayoría de los nicaragüenses es destinado a la compra de alimentos y más de la mitad se destina a la compra de estos cereales.

A raíz de la apertura comercial estimulada por los tratados de libre comercio, la invasión de productos alimenticios provenientes de la metrópoli, a precios sin competencia, termina de agotar las posibilidades de seguir produciendo arroz, maíz y frijol. De acuerdo al registro de importaciones de alimentos de los últimos años, Nicaragua gasta más de sesenta millones de dólares anuales en importar maíz, frijol y arroz. Cifra que se ha venido incrementando en los últimos años y todo parece indicar que no hay limite ni tregua para que en los próximos años estemos prácticamente importando totalmente el gallo pinto.

En el caso del arroz, los productores nacionales se mantienen con dificultad frente a las importaciones provenientes del exterior. En el caso del maíz, de la harina de maíz e incluso de la tortilla elaborada, nuestros días están contados y pronto dejaremos de ser los descendientes de los hombres de maíz que un día fuimos. El colmo de nuestra mala suerte es que la cooperación internacional nos obliga a producir maíz híbrido, lo que nos somete a una dependencia absoluta de la semilla norteamericana, debido a la esterilidad del grano producido. El «Programa Libra por Libra» implementado por el actual gobierno y financiado por el Banco Mundial prestará 40 millones de córdobas para adquirir, entre otros, 10.000 quintales de semilla híbrida importada, para habilitar y habituar a 75.000 productores campesinos a sustituir la semilla de maíz criollo por la semilla de maíz norteamericana.

El peor augurio de este funesto desenlace proviene de una noticia aparecida el mes de abril del presente año en la revista BIOTECNOLOGIA del Proyecto de Mejoramiento de Semilla (PROMESA) ejecutado por una empresa privada norteamericana (DAI) y financiado por la AID: "EE.UU. anuncia frijol rojo de exportación."

Según el articulo de esta revista «El frijol Rojo Chiquito recientemente producido, es el primer pequeño frijol rojo seco, desarrollado para la producción en Estados Unidos con la intención de comercializarlo en América Central, dijo Philip Miklas, un genetista del Servicio de Investigación Agrícola en Washington (...) Según Miklas, esta variedad se dedicará principalmente a la exportación a Honduras, Nicaragua, El Salvador y otros países de América Central, y probablemente al mercado étnico norteamericano, con un valor de muchos millones de dólares».

Mientras nuestra producción de frijol rojo no alcanza los 10 quintales de rendimiento por manzana, el frijol rojo made in USA produce un rendimiento de más de 31,5 quintales por manzana, debido a sus virtudes genéticas que lo hacen resistente al 'virus del encrespamiento' y del 'mosaico común'. No hace falta decir que al igual que toda la producción agrícola norteamericana, los productores de frijol rojo también serán subsidiados, de manera que puedan competir con los famélicos campesinos nicaragüenses, centroamericanos y mexicanos del sur.

Mientras tanto a nosotros nos recetan y nos hacen firmar los tratados de libre comercio, llámense estos Plan Puebla Panamá (PPP) o Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), los cuales están por encima de nuestra constitución y por tanto sobre el resto de lo que quedaba de nuestra soberanía.

Entretanto, nuestros economistas y nuestra clase política siguen pensando que producir alimentos es mantenerse en el atraso, aconsejándonos convertirnos en una economía de enclave, como en los viejos tiempos: ayer produciendo sobremesas para la metrópolis, hoy vistiendo al mundo exterior, en ambos casos teniendo que comprar alimentos en lata norteamericana. A propósito, el mencionado artículo de la revista termina diciendo: «De coloración rojo/oscuro radiante, estas semillas son ideales para enlatarlas y cocinarlas
porque retienen su color y su firmeza».

Esperemos que nuestros diputados, celosos defensores de la protección a los grandes ingenios azucareros, prohibiendo la entrada de azúcar barata a la región, defiendan con el mismo celo la importación de frijol o maíz barato, para no quebrar a 200.000 campesinos nicaragüenses, quienes producen la mayor parte de las 500.000 manzanas de cereales (maíz y frijol) con lo que se alimenta el ganado menor y la población en su conjunto.



11 octubre 2006

 

5º foro por un mundo rural vivo

CONSTRUIR DESDE LO LOCAL LA SOBERANÍA ALIMENTARIA
Jerónimo Aguado Martínez, Presidente de Plataforma Rural

Huyen de la pobreza y buscan el bienestar que el mundo rico muestra
vía satélite en cualquier rincón del planeta. Esquivan cualquier muro
físico o jurídico construido por los países ricos. Huyen para acercarse
al paraíso del mundo de la opulencia que crea y recrea necesidades
materiales a las que la mayoría de los humanos no pueden acceder.

Muchos de los que arriesgan sus vidas en los cayucos o las pateras
proceden del medio rural o de países pobres dónde la agricultura
sigue siendo una actividad importante en el conjunto de su economía.
Representan el rostro humano expulsado de sus campos y de sus
pueblos donde trabajaban la tierra o practicaban la pesca artesanal.
Son la consecuencia de las políticas neoliberales promovidas por la
OMC, el FMI y el BM, políticas que fuerzan a los países más
empobrecidos a abrir sus mercados a las importaciones baratas
y a recortar su gasto público ( crédito, insumos agrícolas, agua,
educación,..), contribuyendo a la expulsión de los campesinos y
campesinas de sus tierras y a la destrucción de sus economías
locales.

Amayuelas de Abajo (Palencia) acoge durante los días 22,23 y 24 de
septiembre el 5º FORO POR UN MUNDO RURAL VIVO. Es una
convocatoria promovida por PLATAFORMA RURAL, y que cada dos
años moviliza a aquellas personas y organizaciones sociales
preocupadas por el futuro de nuestros pueblos. Este año, durante estos
días, estarán presentes en nuestra memoria todos los hermanos y
hermanas Africanas que se lanzan al océano en busca de una vida
mejor. También nos acompañarán con su presencia para compartir
reflexiones y propuestas, campesinos y campesinas de Brasil, Chile,
República Dominicana, Italia, Francia, Portugal, Irlanda, Gran Bretaña. A
todos/as nos une la creencia de que el modelo de globalización
económica fundamentado en el neoliberalismo, es el causante de
tanto dolor y sufrimiento humano, dolor que se expresa de manera
especial en las pésimas condiciones de vida en las que viven la gran
mayoría de la población rural y campesina.

El escenario para el 5º FORO no puede ser más apropiado. Nos
encontraremos en una pequeña comunidad rural Castellana que ha
sido testigo de las consecuencias de un modelo de desarrollo que ha
expulsado a sus agricultores y que ha deteriorado los recursos
naturales a ritmos alarmantes como resultado de la práctica de una
agricultura intensiva y para la agroexportación. En dicho escenario nos
reuniremos pequeños agricultores que nos resistimos a abandonar
nuestra actividad, ciudadanos y ciudadanas que nos oponemos a que
nuestros pueblos desaparezcan y a que nuestros campos sólo sean el
sostén para producir materias primas baratas para especular.
No vamos a hablar del fenómeno de la inmigración, pero si vamos a
promover iniciativas para que los pequeños campesinos y ampesinas
de todo el mundo puedan seguir siéndolo en sus propios lugares de
origen.

Construir desde lo local la SOBERANÍA ALIMENTARIA es el reto que
nos proponemos con dicha convocatoria. Queremos debatir como
conquistamos desde cada uno de los pueblos donde vivimos el
DERECHO a decidir nuestras prácticas agrícolas y nuestras políticas
agroalimentarias, sin dumping frente a pueblos y países terceros.
La soberanía alimentaria significa priorizar la producción agrícola y
pesquera local para alimentar a la población, el derecho de los
campesinos/as a producir alimentos y el de los consumidores a poder
decidir lo que quieren consumir y quien se lo produce. La soberanía
alimentaria significa el derecho de los Países a protegerse de la
importaciones agrícolas baratas ( precios por debajo de los costes
reales de producción), priorizando la solidaridad frente a la
competitividad, más cuando se trata del derecho a alimentarnos,
derecho que actualmente es negado a más de 700 millones de seres
humanos.

Los debates están abiertos, son el resultado de múltiples procesos de
reflexión en las diversas organizaciones que componen la
PLATAFORMA RURAL..
Entre ellos, cabe destacar los procesos de privatización de la tierra (
para la industrialización de la agricultura, la especulación con
proyectos urbanísticos, etc..) que impiden a los pequeños agricultores
la práctica de una agricultura social; también, el control hegemónico
que un puñado de transnacionales ejercen sobre la actividad
agroalimentaria; o, el desmantelamiento continuo de los servicios
públicos haciendo difícil la vida en el medio rural; todo ello, sin olvidar
la aplicación de paquetes legislativos que hacen impracticables una
agricultura campesina y escala local.

El 5º FORO POR UN MUNDO RURAL VIVO será una nueva
oportunidad para compartir problemas, luchas y esperanzas... La
esperanza de que algún día con la comida no se especule y deje de
ser un puro negocio de las grandes superficies de la alimentación, que
las semillas sean un patrimonio de la sociedad, que el comercio sea un
instrumento para cubrir necesidades reales de bienes y servicios de
todos los pueblos, que la tierra sea gestionada por los/as que
la trabajan, que lo campesino sea una alternativa y no un problema, y
que la soberanía alimentaria sea pronto una realidad..

Para entonces es posible que los cayucos y las pateras dejen de
verse a la deriva en cualquier punto oscuro del océano.

Más información sobre el 5º FORO: Tf. 979154219

SEPTIEMBRE DE 2006

 

Soberanía Alimentaria

En Acción Ecológica definen...

La Soberanía Alimentaria es uno de los pilares fundamentales de la Soberanía de los Pueblos y las Naciones.

Fuente: http://www.accionecologica.org/sobeali.htm



 
El desarrollo no es posible en la OMC

Red por la Soberanía Alimentaria
Ecoportal.net

El documento tiene por objetivo ofrecer un recurso de información a movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil, representantes electos y grupos y personas preocupados por la situación de las negociaciones de la Ronda de Doha

Introducción

El colapso de las negociaciones en la Ronda de Doha de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) no es más que una
buena noticia para los pueblos del mundo. A pesar de los esfuerzos
que han hecho algunas delegaciones para "salvar" la Ronda de Doha, las conversaciones de la reunión mini-Ministerial que estaba prevista entre el 29 de junio y el 2 de julio tampoco fueron fructíferas. Los países en desarrollo se mantuvieron firmes en sus posiciones y no cedieron a las demandas de los países desarrollados de proporcionar mayor acceso a los mercados agrícolas, de la pesca, la industria y los servicios, sosteniendo que los países desarrollados deben primero honrar sus compromisos largamente incumplidos de reducir los subsidios que distorsionan el comercio y promover un ambiente de negociación más equilibrado y equitativo dentro de la OMC.

Este documento intenta resumir las diferentes posiciones de los
gobiernos en las negociaciones de la OMC desde la Conferencia
Ministerial de Hong Kong. Está basado y se nutre de los aportes de
análisis realizados por organizaciones de investigación en políticas,
movimientos sociales y coaliciones de la sociedad civil que monitorean
la OMC (ver la sección Referencias por más detalle). El documento tiene por objetivo ofrecer un recurso de información a los movimientos
sociales, las organizaciones de la sociedad civil, los representantes
electos y los grupos y personas preocupados por la situación de las
negociaciones de la Ronda de Doha en este momento. Describe algunos de los acontecimientos importantes en general y proporciona un resumen de los problemas claves en las negociaciones sobre agricultura, AMNA y servicios.

El centro de atención de las negociaciones en la reunión que colapsó
recientemente fue un "triángulo" de temas compuesto por el acceso al
mercado en agricultura; la ayuda interna en agricultura, y el acceso al
mercado de productos no agrícolas (AMNA o NAMA por sus siglas en
inglés). En particular, la presión se concentró en que la Unión Europea
(UE) mejorara su oferta en el tema de acceso al mercado agrícola, que
Estados Unidos (EE.UU.) mejorara su oferta de reducir su ayuda interna y rebajara sus ambiciones en materia de acceso al mercado en agricultura y el AMNA, y para que los países en desarrollo más grandes acordaran mayores rebajas en sus aranceles industriales. Si bien la UE y el AMNA 11 indicaron una voluntad de ceder en sus posiciones, EE.UU. fue absolutamente renuente a revisar sus demandas de acceso al mercado o acordar mayores recortes en su ayuda interna.

Sin embargo, la batalla todavía no terminó. En agricultura, industria y
servicios, que conforman el núcleo central de las economías de todos los
países, todavía es posible que ocurra un 'toma y saca' de concesiones
mutuas que pasará por alto las formas de sustento y el bienestar de
cientos de millones de personas que no recibirán ningún beneficio de las ofertas que hoy están sobre la mesa de negociaciones comerciales.
Igualmente grave es la potencial erosión de los derechos soberanos de
los países de proteger el bien común y los intereses públicos en sus
territorios como resultado de los compromisos que se asumen en la OMC.

Las negociaciones las está llevando adelante el G6, conformado por
EE.UU. la UE, India, Brasil, Australia y Japón. Como siempre, las
negociaciones son verticalistas y para nada transparentes, y es muy
probable que la mayoría de los miembros de la OMC todavía pueda ser
llevada a aceptar el paquete comercial acordado por una minoría. En una oferta renovada para "salvar" la Ronda de Doha, el G6 había planificado dos reuniones en Ginebra en julio, primero el 23 y 24 de julio, y luego nuevamente el 28 y 29 de ese mismo mes, también en Ginebra. La reunión del 23 de julio no produjo un nuevo paquete comercial. Está por verse si se podrá lograr algún acuerdo en las próximas semanas.

En general, podemos decir que los siguientes eventos y problemas han
sido centrales en las actuales negociaciones.

1. Se le ha dado al director general de la OMC Pascal Lamy la tarea de
"facilitar" el consenso entre los miembros de la OMC. Esto es sumamente
peligroso ya que Lamy conoce los temores e inseguridades de los países
en desarrollo , en especial de los países menos adelantados (PMA) y el
grupo de África, que se han mostrado hasta ahora muy fuertes en la
defensa de sus posiciones.
Ha existido la preocupación de que el propio Lamy pudiera surgir con un texto borrador de negociación basado en las "convergencias" que él mismo perciba. Lamy también ha intentado virar el lenguaje de las
negociaciones para reforzar el acceso al mercado en vez del desarrollo.
Antes y durante la mini-Ministerial hizo reiterada mención a los "nuevos
flujos comerciales" que suponen la reducción de los aranceles
obligatorios de un país por debajo de la tasa aplicada.
También faltó claridad respecto a qué implica en realidad el mandato de Lamy. Es muy posible que Lamy mismo genere las convergencias en base a sus discusiones con el G6. Y aún más, que estas convergencias solamente aborden lo que él y el G6 consideran "modalidades centrales" mientras ignoran otros temas cruciales, como los productos especiales (PE) y las medidas de salvaguarda especial (MSE) en agricultura, las flexibilidades en el AMNA y cómo lidiar con la erosión de las preferencias. Muchos países en desarrollo temen además, que la urgencia del cronograma para alcanzar rápidamente un acuerdo presione a los países en desarrollo a aceptar un acuerdo que no han comprendido técnicamente en su totalidad (debido a lo exiguo del plazo) o con el que no concuerdan sustancialmente.

2. Durante la reunión del G6 antes de la reunión mini-Ministerial del 29
de junio, Lamy habló de la "zona de aterrizaje de 20" como una posible
posición de negociación o una meta. La "zona de aterrizaje" de Lamy es
el lugar al cual probablemente él lleve la llamada "convergencia" de las
posiciones de negociación. Esto significa: EE.UU. adopta un techo de U$S 20.000 millones para los subsidios agrícolas, los países en desarrollo reducen sus aranceles industriales a un tope del 20%, y los miembros de la OMC adoptan la sugerencia del G20 sobre aranceles agrícolas. Los primeros dos elementos de esta posición no representan ningún beneficio en absoluto para los países en desarrollo. El segundo elemento les pide a los países en desarrollo que reduzcan los aranceles industriales mucho más de lo que éstos proponen actualmente.
Con respecto a los topes de la ayuda interna y los subsidios a la
agricultura de Estados Unidos, es necesario primero examinar la
propuesta que presentó ese país. La oferta de octubre de 2005 de Estados Unidos de reducir su ayuda interna no tocaba las ayudas que realmente proporciona ese país en la actualidad. Los recortes propuestos le permitían continuar ofreciendo U$S 23.000 millones de ayuda interna, una cifra superior a la que proporciona en la actualidad. Pero lo que es más importante, las reducciones propuestas no incluyen los U$S 51.000 millones que se reparten a través de la Caja Verde, que no se tocan ni siquiera en el marco de las negociaciones actuales. La sugerencia de Lamy para que Estados Unidos reduzca sus subsidios a U$S 20.000 millones es insignificante ya que el 70% de los subsidios de ese país se concentra en la caja verde. Sería muy fácil para Estados Unidos acudir a alguna maniobra creativa de contabilidad que le permita traspasar alrededor de mil millones de dólares en subsidios de la caja azul a la verde, y de esta forma neutralizar totalmente cualquier reducción real en los niveles generales de ayuda interna y subsidios.
En ese escenario, los países en desarrollo sólo podrían enfrentar a
Estados Unidos apelando al Mecanismo de Solución de Diferencias (MSD o DSM por sus siglas en inglés). Pero a pesar de haber ganado casos, como el del algodón, los países en desarrollo, incluido Brasil, no han conseguido asegurar que Estados Unidos acate efectivamente las
decisiones del MSD. Igualmente preocupante es que Estados Unidos está pidiendo ahora que se restituya la "cláusula de paz" en el Acuerdo sobre Agricultura (AdA). La "cláusula de paz" es una disposición acordada en la Ronda Uruguay que establece un período de gracia de 9 años durante el cual las políticas de ayuda interna y las medidas de subsidio a la exportación quedaban exentas de cualquier tipo de demanda ante el MSD.
Esta cláusula expiró el 31 de diciembre de 2003, y desde entonces
Estados Unidos ha sido afectado por diversas disputas, entre ellas la
del algodón. El Presidente de la Comisión de Agricultura Crawford
Falconer no incluyó la "cláusula de paz" en el texto de la
mini-Ministerial, basándose en que la misma no forma parte del mandato de Doha. Sin embargo, Lamy parece estar abierto a volverla a introducir como "un detalle hacia el final de la ronda, tal como en el caso de la Ronda Uruguay".

Si las propuestas de Lamy son aceptadas, el dumping de productos
agrícolas provenientes de Estados Unidos y la Unión Europea continuará.

Y si la "cláusula de paz" se vuelve a introducir, ni siquiera será
posible cuestionar la caja verde a través del MSD. La ronda entonces
habrá servido sólo para abrir los mercados de los países en desarrollo,
tanto a los productos agrícolas como a los industriales.

3. Hasta ahora Estados Unidos no manifiesta ninguna voluntad de reducir la ayuda interna a su agricultura, ni sus demandas de acceso a los mercados agrícolas e industriales (AMNA) de los países en desarrollo. La legislación estadounidense, en cierta forma, ha generado una presión especial para fijar la fecha límite de las negociaciones. Actualmente, el Representante de Comercio estadounidense todavía tiene mandato para negociar acuerdos por la "vía rápida" (el llamado 'fast track' proveniente de la ley de promoción comercial de Estados Unidos de 2002), pero éste expira a mediados de 2007. La autoridad del "fast track" o vía rápida, significa que el Congreso estadounidense sólo puede aceptar o rechazar el arreglo que emerja de las negociaciones pero no puede modificarlo. Sin la autoridad de "fast track", la oficina del Representante de Comercio negocia sin ninguna certidumbre, ya que el Congreso tiene la potestad de enmendar el acuerdo incluso después de que el mismo sea aceptado por la OMC, y de esta forma las negociaciones se transforman en una pérdida de tiempo. Para adaptarse al plazo de la autoridad de vía rápida o "fast track" del Representante de Comercio estadounidense, las negociaciones que se llevan adelante en la actualidad deben concluir como último plazo a fines de 2006, para darle tiempo con posterioridad a esa fecha al Representante de Comercio para preparar el texto legal que debe presentar ante el Congreso, etc.
A pesar que la Oficina del Representante de Comercio dispone actualmente de mandato para negociar por la vía rápida, el Congreso ya le ha indicado a esta oficina qué aceptará y qué no en el marco de un acuerdo comercial. Es muy probable que el Congreso, asediado por el cabildeo de los grupos de presión de la agroindustria y otros intereses comerciales, rechace cualquier acuerdo que no signifique mejoras importantes en el acceso a mercados para las exportaciones agrícolas estadounidenses. La propuesta del G33 sobre Productos especiales (PE) y Medidas de Salvaguardia Especial (MSE) exige la más completa flexibilidad en el uso de los PE y las MSE para proteger la seguridad alimentaria, las formas de sustento de los agricultores y el desarrollo rural. Pero la propuesta
agrícola estadounidense impone límites al número de productos a ser
designados como "sensibles" o "especiales" y también a la medida en la
cual los países en desarrollo pueden hacer uso de las MSE. Con respecto
al acceso al mercado de servicios según el Modo 4 en las negociaciones
del AGCS, el Congreso de Estados Unidos ha dejado claro que no aceptará
un acuerdo que modifique la política migratoria del país, anulando así
cualquier posibilidad de nuevas visas para los países en desarrollo en
el marco del Modo 4.
La intransigencia que caracteriza hoy a Estados Unidos es tácticamente
útil a la causa de infringirle un grave golpe a la Ronda de Doha. Sin
embargo, independientemente de los compromisos que Estados Unidos o
cualquier otro país desarrollado pueda asumir, no hay nada en las
negociaciones de la Ronda de Doha que signifique una esperanza para el
desarrollo o para la transformación de la OMC en un sistema multilateral
justo de comercio mundial basado en reglas.

4. Los países en desarrollo mantuvieron una posición unificada contra
los países desarrollados antes y durante la última mini-Ministerial. Han
adquirido mayor protagonismo en sus críticas a la Ronda de Doha por no
ser una "ronda de desarrollo" como se prometiera, sino una "ronda de
acceso a mercados". Esto es importante. Aunque los PMA, los países
africanos, el G33 y el G90 ya planteaban este punto de vista antes y
durante la Conferencia Ministerial de Hong Kong, los demás países del
G20 se mantenían más o menos silenciosos al respecto. Ahora incluso la
India, Brasil y Sudáfrica señalan la importancia del "desarrollo" en sus
declaraciones de prensa.
El 1º de julio, todos los agrupamientos de países en desarrollo el [G20,
el G33, el grupo de África, el Caribe y el Pacífico (ACP por sus siglas
en inglés), los Países Menos adelantados (PMA), el Grupo de África, las
Economías Pequeñas y Vulnerables (SVE por sus siglas en inglés), el AMNA
11, el Algodón 4 y CARICOM] sostuvieron una conferencia de prensa
conjunta en la cual enfatizaron que la ausencia de avances en las
conversaciones se debe a que algunos países desarrollados no desean
ceder más en sus compromisos y le piden a los países en desarrollo que
rebajen más sus aranceles en el AMNA, mientras los países desarrollados
no tienen la voluntad de asumir compromisos similares ni en el AMNA ni
en agricultura.

Los gobiernos de estos países hasta ahora se han plantado firmes en los
siguientes temas:
- Los países en desarrollo están unidos en torno a que la ronda de
negociaciones de Doha debe ser una ronda de desarrollo; la dimensión del
desarrollo no está abierta a una renegociación, y los países en
desarrollo "recuperarán" la esencia de la ronda de desarrollo.
- Los gobiernos declaran que las flexibilidades que exige la propuesta del G33 respecto de Productos Especiales (PE) y Medidas de Salvaguardia Especial (MSE) tienen por intención la protección de sectores específicos que son vulnerables, y no tienen por objetivo erosionar el acceso al mercado como sostienen los países desarrollados.
- Los países en desarrollo tienen vulnerabilidades diferentes y los beneficios del acceso a los mercados también difieren entre los distintos grupos de países en desarrollo, por ende las flexibilidades para proteger sectores específicos vulnerables y grupos objetivo son muy importantes para poder defender el desarrollo.
- Es necesario que el acceso de los países en desarrollo a los mercados de los países desarrollados sea facilitado y no viceversa. Los países desarrollados quieren acceso al mercado en el AMNA, la agricultura y los servicios y quieren también retener los niveles de ayuda interna y subsidios en agricultura; esto no es aceptable para los países en desarrollo.
- Los medios de vida y el sustento de los campesinos y agricultores de los países en desarrollo no son negociables.
- Ningún paquete comercial debe poner en desventaja a las economías pequeñas y vulnerables, dada su vulnerabilidad y su ya extremo grado de apertura al comercio y las inversiones.
- En las negociaciones del AMNA, los países desarrollados han presentado demandas a los países en desarrollo que no son realistas, y que han estado motivadas en grupos específicos de interés de carácter comercial de los países desarrollados.
- El nivel de reducciones arancelarias en el AMNA que se está exigiendo a los países en desarrollo determinará una distorsión social y un ajuste social de gran envergadura, sin que se esté discutiendo ninguna medida compensatoria.
- Las preocupaciones de los PMA y las economías pequeñas y vulnerables están siendo marginadas por las demandas de los países desarrollados en las negociaciones del AMNA.
- Las reglas de comercio de la OMC son inequitativas ya que la ayuda interna y los subsidios a la exportación son legales para la agricultura pero ilegales para los productos industriales.
- La propuesta del grupo conocido como Algodón 4 (Cotton 4) debe ser
incluida en cualquier acuerdo nuevo.
- En las negociaciones del AMNA, la Declaración de Hong Kong estipula la
reciprocidad menos que plena para los países en desarrollo, y la misma
debe aplicarse en la discusión de las reducciones arancelarias.
- Los países en desarrollo ponen más en juego que los países
desarrollados en el sistema de comercio multilateral; están
comprometidos a completar la ronda pero los países desarrollados deben
demostrar sus propios compromisos primero.
- Aunque es necesario que haya mejores concesiones en torno a la ayuda
interna en agricultura, el acceso a los mercados agrícolas y el AMNA,
los tres elementos no son iguales; los resultados más importantes deben
lograrse en las áreas en las que radican las mayores distorsiones, es
decir, agricultura, que desplaza los productos de los países en
desarrollo y amenaza el sustento de cientos de millones de campesinos
pobres.
- El acceso al mercado será un componente importante de una Ronda
exitosa, pero la apertura del mercado en los países en desarrollo debe
tomar en cuenta sus realidades sociales y económicas.
- Una Ronda de desarrollo no debe derivar en la desindustrialización del
mundo en desarrollo.
- El trato especial y diferenciado (TED) debe integrarse en todas las
áreas de las negociaciones; particularmente importantes son las
flexibilidades en el AMNA para el desarrollo industrial de los países en
desarrollo, y los PE y las MSE para abordar la seguridad alimentaria, el
desarrollo rural y las preocupaciones relativas a las formas de sustento
de los países en desarrollo.
- Es necesario cumplir con las expectativas de los PMA respecto de la
puesta en práctica de la Decisión de la Cumbre ministerial de Hong Kong
sobre acceso a mercado sin aranceles ni cuotas, y la simplificación de
las reglas de origen.
- Se deben abordar los temas relativos a la erosión de la preferencia.
- El proceso de negociación debe ser de abajo hacia arriba, inclusivo y
transparente.

Al mismo tiempo, sin embargo, la mayoría de los países en desarrollo
reafirmaron su compromiso con la terminación exitosa de la Ronda de Doha
para fines de 2006.

Los grupos de PMA, SVE y ACP consideran que un sistema de comercio
bilateral es más hostil que un sistema multilateral, y parecen estar
comprometidos en hacer que la OMC "funcione" para ellos. Es muy posible que sean empujados a aceptar un acuerdo de comercio antagónico para sus intereses bajo la presión de "salvar la ronda".


El artículo completo en inglés está disponible en http://www.focusweb.org/content/view/994/36/

Enfoque Sobre Comercio de julio, editado por Nicola Bullard de Focus on the Global South (FOCUS)
c/o CUSRI, Universidad de Chulalongkorn
Bangkok 10330 TAILANDIA
Tel: 662 218 7363/7364/7365
Fax: 662 255 9976
http://www.focusweb.org

Traducción: Alicia Porrini y Alberto Villarreal para REDES-Amigos de la Tierra Uruguay (www.redes.org.uy)
Publicado en Censat - Agua Viva
http://www.censat.org

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